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Un blog pensado para todos los públicos. Con versión corta y versión extensa de una misma historia, para gente lazy y para gente lover. :D

martes, 15 de noviembre de 2011

super pequeña - lazy version

Madrid metamórfica. Crisálida de héroes y guarida de villanos.

Super Pequeña - Lovers version


Levantarse con el timbre de un viejo móvil pasado de moda y desayunar té sin azúcar para no alterar su sabor. Tomar una ducha de agua bien caliente, tanto que luego no se ve reflejada en el espejo, como un vampiro. Intentando intuirse dibuja en el cristal empañado un par de colmillos a la altura de la boca y unos murciélagos alrededor de la cabeza. Cuando sus garabatos desaparezcan, ella volverá a ser humana.


Sale a la calle enfundada en sus katiuskas negras bajo un techo de paraguas. Más arriba, un techo de nubes grises. Más arriba, un techo de universo. Más arriba, sólo Dios sabe. Se dirige a su escuela.


Pasa desapercibida entre sus compañeros por mutuo acuerdo. Ella se hace invisible. Ellos no se meten con ella. Y así transcurren los días, no sabe muy bien si malgastando su juventud o sobreviviendo a ella.


Lleva música de Chaikovski en su mp3 y lee a Tolstói en sus ratos libres. Nunca ha encontrado alguien con quien compartir sus gustos y aficiones.


Cuando acaban las clases sale escopetada hacia la el anonimato de las calles. Madrid metamórfica. Crisálida de héroes y guarida de villanos. Infinitas oportunidades para brillar y para humillar. Pero no, no para ella.


Se sienta en el saliente de una fachada y mira pasar la vida. La gente.La lluvia. El tiempo. Y toma conciencia de que es pequeña comparada con el mundo, con su techo de nubes grises. Con el universo y con Dios sabe qué. Se ha dado cuenta de que es muy pequeña. Superpequeña.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

finis mundi - lazy version

Ella olía al recuerdo de una tarde de tormenta...

finis mundi - Lovers version

Prisioneros del tiempo, había llegado el momento en el que sus caminos se separaban dando paso a lo desconocido. Todo aquello que nunca antes se habían atrevido a imaginar, siendo poco previsores, quizá por miedo.

Claudia yacía sobre la cama de una austera habitación. Nunca le habían dado mucha importancia a lo material. Se tenían el uno al otro.

Los ojos cerrados. La respiración débil. Los labios rojos. La piel fina, tan fina... Podía verse cómo se le escapaba la vida.

Mario contemplaba la fúnebre escena que protagonizaba su compañera de viaje sin saber muy bien qué hacer. Ya nada podía aliviar su dolor.

Mientras esperaba no podía evitar recordar tiempos pasados. Tiempos mejores en los que habían conocido mundo.  También habían hecho grandes amigos aquí y allá, siempre les gustó viajar. Las tardes en el sofá cuando Mario intentaba leer el periódico y Claudia se tumbaba con la cabeza en su regazo y le hacía un millón de preguntas. Tomar un café casi en silencio, solamente disfrutando de la compañía, el juego de miradas. Hablar con el cuerpo. Los paseos por el parque. Ella siempre quiso ser pájaro y los columpios la acercaban al cielo.


De pronto Claudia frunció ligeramente el entrecejo sacando a Mario de su ensimismamiento. Respiró por última vez y murió. Mario se levantó lentamente, rodeó el lecho matrimonial y se tumbó en su lado de la cama. Ella olía al recuerdo de una tarde de tormenta, lejos de lo qué él había imaginado. A besos robados en los portales, a cosquillas en el estómago y a aquellas ganas de vivir de las que ya no quedaba nada vivo.


Mario cogió su mano, cerró los ojos y comprendió que el fin del mundo había llegado.